Las elevadas temperaturas del verano y un tiempo excesivo de permanencia al sol pueden desencadenar una insolación o golpe de calor, que puede incluso llegar a producir la muerte. El calor excesivo puede hacer que dejen de funcionar los mecanismos que regulan la temperatura del organismo, de tal modo que ésta suba en apenas unos 10-15 minutos hasta los 40ºC, lo que provoca que el cuerpo pierda mucho agua y se produzca la deshidratación..
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